El caballo relinchÓ con una fuerza que hizo estremecer el bosque, diÓ un bote increÍble, un bote en que se levantÓ mÁs de diez varas del suelo, y el aire comenzÓ Á zumbar en los oÍdos del jinete, como zumba una piedra arrojada por la honda. HabÍa partido al escape; pero Á un escape tan rÁpido, que temeroso de perder los estribos y caer Á tierra turbado por el vÉrtigo, tuvo que cerrar los ojos y agarrarse con ambas manos Á sus[1] flotantes crines. [Footnote 1: sus. The antecedent is logically, but not grammatically evident.] Y sin agitar sus riendas, sin herirle con el acicate ni animarlo con la voz, el corcel corrÍa, corrÍa sin detenerse. ¿Cuanto tiempo corriÓ Teobaldo con Él, sin saber por donde, sintiendo que las ramas le abofeteaban el rostro al pasar, y los zarzales desgarraban sus vestidos, y el viento silbaba Á su alrededor? Nadie lo sabe. |