NiÑas de las cercanas aldeas, lÍrios silvestres que crecÉis felices al abrigo de vuestra humildad; si en la maÑana del santo Patrono de estos lugares, al bajar al valle de Montagut Á coger trÉboles y margaritas con que embellecer su retablo, venciendo el temor que os inspira el sombrÍo monasterio que se alza en sus peÑas, habÉis penetrado en su claustro mudo y desierto para vagar entre sus abandonadas tumbas, Á cuyos bordes crecen las margaritas mÁs dobles y los jacintos mÁs azules, oidme. |