III (4)

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Ya hacÍa largo rato que los pacÍficos habitantes de Toledo habÍan cerrado con llave y cerrojo las pesadas puertas de sus antiguos caserones; la campana gorda de la catedral anunciaba la hora de la queda, y en lo alto del alcÁzar, convertido en cuartel, se oÍa el ultimo toque de silencio de los clarines, cuando diez Ó doce oficiales que poco Á poco habÍan ido reuniÉndose en el Zocodover, tomaron el camino que conduce desde aquel punto al convento en que se alojaba el capitÁn, animados mÁs con la esperanza de apurar las prometidas botellas, que con el deseo de conocer la-maravillosa escultura.

La noche habÍa cerrado sombrÍa y amenazadora; el cielo estaba cubierto de nubes de color de plomo; el aire, que zumbaba encarcelado en las estrechas y retorcidas calles, agitaba la moribunda luz del farolillo de los retablos, Ó hacia girar con un chirrido agudo las veletas de hierro de las torres.

Apenas los oficiales dieron vista Á la plaza en que se hallaba situado el alojamiento de su nuevo amigo, este, que les aguardaba impaciente, saliÓ Á encontrarles; y despuÉs de cambiar algunas palabras Á media voz, todos penetraron juntos en la iglesia, en cuyo lÓbrego recinto la escasa claridad de una linterna luchaba trabajosamente con las obscuras y espesÍsimas sombras.

—Por quien soy! exclamo uno de los convidados tendiendo a su alrededor la vista, que el local es de los menos aproposito del mundo para una fiesta.

—Efectivamente, dijo otro; nos traes Á conocer Á una dama, y apenas si con mucha dificultad se ven los dedos de la mano.

—Y sobre todo, hace un frÍo, que no parece sino que estamos en la Siberia,[1] aÑadiÓ un tercero arrebujÁndose en el capote.

[Footnote 1: Siberia. A vast region in northern and central Asia, which forms part of the Russian empire, and which has by far the lowest winter temperatures of the known world.]

—Calma, seÑores, calma, interrumpiÓ el anfitriÓn; calma, que Á todo. se proveerÁ. Eh, muchacho! prosiguiÓ dirigiÉndose Á uno de sus asistentes; busca por ahÍ un poco de leÑa, y enciÉndenos una buena fogata en la capilla mayor.

El asistente, obedeciendo las Órdenes de su capitÁn, comenzÓ Á descargar golpes en la sillerÍa del coro, y despuÉs que hubo reunido una gran cantidad de leÑa que fuÉ apilando al pie de las gradas del presbiterio, tomÓ la linterna y se dispuso Á hacer un auto de fe con aquellos fragmentos tallados de riquÍsimas labores entre los que se veÍan por aquÍ parte de una columnilla salomÓnica, por allÁ la imagen de un santo abad, el torso de una mujer, Ó la disforme cabeza de un grifo asomado entre hojarasca.

Á los pocos minutos, una gran claridad que de improviso se derramÓ por todo el Ámbito de la iglesia, anunciÓ Á los oficiales que habÍa llegado la hora de comenzar el festÍn.

El capitÁn, que hacÍa los honores de su alojamiento con la misma ceremonia que hubiera hecho los de su casa, exclamÓ dirigiÉndose Á los convidados:

—Si gustÁis, pasaremos al buffet.[1]

[Footnote 1: buffet. A French word meaning 'refreshment-table.' It is customary in France at large receptions and dancing-parties to install in some room a counter or table from which to serve refreshments. This is known as the buffet.]

Sus camaradas, afectando la mayor gravedad, respondieron Á la invitaciÓn con un cÓmico salido, y se encaminaron Á la capilla mayor precedidos del hÉroe de la fiesta, que al llegar Á la escalinata se detuvo un instante, y extendiendo la mano en direcciÓn al sitio que ocupaba la tumba, les dijo con la finura mÁs exquisita:

—Tengo el placer de presentaros Á la dama de mis pensamientos. Creo que convendrÉis conmigo en que no he exagerado su belleza.

Los oficiales volvieron los ojos al punto que les seÑalaba su amigo, y una exclamaciÓn de asombro se escapÓ involuntariamente de todos los labios.

En el fondo de un arco sepulcral revestido de mÁrmoles negros, arrodillada delante de un reclinatorio, con las manos juntas y la cara vuelta hacia el altar, vieron, en efecto, la imagen de una mujer tan bella, que jamÁs saliÓ otra igual de manos de un escultor, ni el deseo pudo pintarla en la fantasÍa mÁs soberanamente hermosa.

—En verdad que es un Ángel, exclamÓ uno de ellos.

—LÁstima que sea de mÁrmol! aÑadiÓ otro.

—No hay duda que aunque no sea mÁs que la ilusiÓn de hallarse junto Á una mujer de este calibre, es lo suficiente para no pegar los ojos en toda la noche.

—¿Y no sabÉis quiÉn es ella? preguntaron algunos de los que contemplaban la estatua al capitÁn, que sonreÍa satisfecho de su triunfo.

—Recordando un poco del latÍn—que en mi niÑez supe, he conseguido, Á duras penas, descifrar la inscripciÓn de la tumba, contestÓ el interpelado; y Á lo que he podido colegir, pertenece Á un tÍtulo de Castilla,[1] famoso guerrero que hizo la campaÑa con el Gran CapitÁn.[2] Su nombre lo he olvidado; mas su esposa, que es la que vÉis, se llama doÑa Elvira de CastaÑeda, y por mi fe que si la copia se parece al original, debiÓ ser la mujer mÁs notable de su siglo.

[Footnote 1: Castilla. See p. 34, note 1.]

[Footnote 2: el Gran CapitÁn. Gonzalo FernÁndez de CÓrdoba (b. 1453, d. 1515). A famous Spanish general, who served with distinction in the wars against Portugal and the Moors, and in several Italian campaigns.]

DespuÉs de estas breves explicaciones, los convidados, que no perdÍan de vista al principal objeto de la reuniÓn, procedieron Á destapar algunas de las botellas y sentÁndose alrededor de la lumbre, empezÓ Á andar el vino Á la ronda.

Á medida que las libaciones se hacÍan mÁs numerosas y frecuentes, y el vapor del espumoso Champagne comenzaba Á trastornar las cabezas, crecÍan la animaciÓn, el ruido y la algazara de los jÓvenes, de los cuales Éstos arrojaban Á los monjes de granito adosados en los pilares los cascos de las botellas vacÍas, y aquellos cantaban Á toda voz canciones bÁquicas y escandalosas, mientras los de mÁs allÁ prorrumpÍan en carcajadas, batÍan las palmas en seÑal de aplauso, Ó disputaban entre sÍ con blasfemias y juramentos.

El capitÁn bebÍa en silencio como un desesperado y sin apartar los ojos de la estatua de doÑa Elvira.

Iluminada por el rojizo resplandor de la hoguera, y Á travÉs del confuso velo que la embriaguez habÍa puesto delante de su vista, parecÍale que la marmÓrea imagen se transformaba Áveces en una mujer real; parecÍale que entreabrÍa los labios como murmurando una oraciÓn; que se alzaba su pecho' como oprimido y sollozante; que cruzaba las manos con mÁs fuerza; que sus mejillas se coloreaban, en fin, como si se ruborizase ante aquel sacrÍlego y repugnante espectÁculo.

Los oficiales que advirtieron la taciturna tristeza de su camarada, le sacaron del Éxtasis en que se encontraba sumergido, y presentÁndole una copa, exclamaron en coro:

—Vamos, brindad vos, que sois el Único que no lo ha hecho en toda la noche!

El joven tomÓ la copa, y poniÉndose de pie y alzÁndola en alto, dijo encarÁndose con la estatua del guerrero arrodillado junto Á doÑa Elvira:

—Brindo por el emperador,[1] y brindo por la fortuna de sus armas, merced Á las cuales hemos podido venir hasta el fondo de Castilla Á cortejarle su mujer, en su misma tumba, Á un vencedor de CeriÑola![2]

[Footnote 1: el emperador. Napoleon Bonaparte, born at Ajaccio, Corsica, August 15, 1769; died on the island of St. Helena, May 5, 1821. At this time he was at the height of his power.]

[Footnote 2: CeriÑola. At Cerignola, Italy, on April 28, 1503, the Spanish army under Gonzalo de CÓrdoba defeated the French under the Duc de Nemours, and gained for Spain the kingdom of Naples.]

Los militares acogieron el brindis con una salva de aplausos, y el capitÁn, balanceÁndose, dio algunos pasos hacia el sepulcro.

—No... prosiguiÓ dirigiÉndose siempre Á la estatua del guerrero, y con esa sonrisa estÚpida propia de la embriaguez ...no creas que te tengo rencor alguno porque veo en tÍ un rival... al contrario, te admiro como un marido paciente, ejemplo de longanimidad y mansedumbre, y Á mi vez quiero tambiÉn ser generoso. TÚ serias bebedor Á fuer de soldado... no se ha de decir que te he dejado morir de sed, viÉndonos vaciar veinte botellas... toma!

Y esto diciendo llevÓse la copa Á los labios, y despuÉs de humedecÉrselos con el licor que contenÍa, le arrojÓ el resto Á la cara, prorrumpiendo en una carcajada estrepitosa al ver como caÍa el vino sobre la tumba goteando de las barbas de piedra del inmÓvil guerrero.

—CapitÁn! exclamÓ en aquel punto uno de sus camaradas en tono de zumba, cuidado con lo que hacÉis.... Mirad que esas bromas con la gente de piedra suelen costar caras.... Acordaos de lo que aconteciÓ Á los hÚsares del 5° en el monasterio de Poblet.[1] ... Los guerreros del claustro dicen que pusieron mano una noche Á sus espadas de granito, y dieron que hacer Á los que se entretenÍan en pintarles bigotes con carbÓn.

[Footnote 1: Poblet. A once celebrated Cistercien monastery, situated about midway between LÉrida and Tarragona. It owes its name to a holy hermit, who, after suffering many persecutions at the hands of the Moors, was finally granted all the territory of Hardeta. "When the Christians reconquered the country in 1149, the body of Poblet was revealed to the Church by miraculous lights, in consequence of which RamÓn Berenguer IV immediately built the convent... (which) became the Escorial of Aragon." (Ford, Handbook.) It was plundered and partly destroyed in 1822–1835, but the ruins are still beautiful and imposing. The following incident is not one of its well-known legends.]

Los jÓvenes acogieron con grandes carcajadas esta ocurrencia; pero el capitÁn sin hacer caso de sus lisas, continuÓ siempre fijo en la misma idea:

—¿CreÉis que yo le hubiera dado el vino Á no saber que se tragaba al menos el que le cayese en la boca? ... Oh! ... no! ... yo no creo como vosotros que esas estatuas son un pedazo de marmÓl tan inerte hoy como el dÍa en que lo arrancaron de la cantera. Indudablemente el artista, que es casi un dios, da Á su obra un soplo de vida que no logra hacer que ande y se mueva, pero que le infunde una vida incomprensible y extraÑa; vida que yo no me explico bien, pero que la siento, sobre todo cuando bebo un poco.

—MagnÍfico! exclamaron sus camaradas, bebe y prosigue. El oficial bebiÓ, y fijando los ojos en la imagen de doÑa Elvira, prosiguiÓ con una exaltaciÓn creciente:

—Miradla! ... miradla! ... ¿No vÉis esos cambiantes rojos de sus carnes mÓrbidas y transparentes? ... ¿No parece que por debajo de esa ligera epidermis azulada y suave de alabastro circula un flÚido de luz de color de rosa? ... ¿QuerÉis mÁs vida? ... ¿QuerÉis mÁs realidad? ...

—Oh! sÍ, seguramente, dijo uno de los que le escuchaban; quisiÉramos que fuese de carne y hueso.

—Carne y hueso! ... Miseria, podredumbre! ... exclamo el capitÁn. Yo he sentido en una orgÍa arder mis labios y mi cabeza; yo he sentido este fuego que corre por las venas hirviente como la lava de un volcÁn, cuyos vapores caliginosos turban y trastornan el cerebro y hacen ver visiones extraÑas. Entonces el beso de esas mujeres materiales me quemaba como un hierro candente, y las apartaba de mÍ con disgusto, con horror, hasta con asco; porque entonces, como ahora, necesitaba un soplo de 'brisa del mar para mi frente calurosa, beber hielo y besar nieve... nieve teÑida de suave luz, nieve coloreada por un dorado rayo de sol... una mujer blanca, hermosa y frÍa, como esa mujer de piedra que parece incitarme con su fantÁstica hermosura, que parece que oscila al compÁs de la llama, y me provoca entreabriendo sus labios y ofrÉciendome un tesoro de amor.... Oh!... sÍ... un beso... sÓlo un beso tuyo podrÁ calmar el ardor que me consume.

—CapitÁn! exclamaron algunos de los oficiales al verle dirigirse hacia la estatua como fuera de sÍ, extraviada la vista y con pasos inseguros... ¿quÉ locura vÁis Á hacer? Basta de broma y dejad en paz Á los muertos!

El joven ni oyÓ siquiera las palabras de sus amigos, y tambaleando y como pudo llegÓ Á la tumba y aproximose Á la estatua; pero al tenderle los brazos resonÓ un grito de horror en el templo. Arrojando sangre por ojos, boca y nariz habÍa caÍdo desplomado y con la cara deshecha al pie del sepulcro.

Los oficiales, mudos y espantados, ni se atrevÍan Á dar un paso para prestarle socorro.

En el momento en que su camarada intento acercar sus labios ardientes Á los de doÑa Elvira, habÍan visto al inmÓvil guerrero levantar la mano y derribarle con una espantosa bofetada de su guantelete de piedra.

[Footnote 1: maese. Obsolete for maestro, 'master,' a title of respect.]

En Sevilla[1] en el mismo atrio de Santa InÉs,[2] y mientras esperaba que comenzase la Misa del Gallo,[3] oÍ esta tradiciÓn Á una demandadera del convento.

[Footnote 1: Sevilla. Seville, the capital of the province of Seville, is a city of some 148,000 inhabitants situated in the southwestern part of Spain on the Guadalquivir River. In the sixteenth century, during the reign of Philip II (1556–1598), at which time the events of this story are supposed to take place, Seville reached the height of its prosperity.]

[Footnote 2: Santa InÉs. A convent church founded about 1374 by DoÑa Maria Coronel, its first abbess, and situated in the street named after her. The architecture is semi-Gothic.]

[Footnote 3: la Misa del Gallo. The midnight mass preceding Christmas day. The introduction of the word gallo has reference to the early cockcrowing. Compare the expression al primer gallo, at midnight.]

Como era natural, despuÉs de oirla, aguardÉ impaciente que comenzara la ceremonia, ansioso de asistir Á un prodigio.

Nada menos prodigioso, sin embargo, que el Órgano de Santa InÉs, ni nada mÁs vulgar que los insulsos motetes que nos regalÓ su organista aquella noche.

Al salir de la Misa, no pude por menos de decirle Á la demandadera con aire de burla:

—¿En que consiste que el Órgano de maese PÉrez suena ahora tan mal?

—Toma! me contestÓ la vieja, en que Ése no es el suyo.

—¿No es el suyo? ¿Pues que ha sido de Él?

—Se cayÓ Á pedazos de puro viejo, hace una porciÓn de aÑos.

—¿Y el alma del organista?

—No ha vuelto Á aparecer desde que colocaron el que ahora le sustituye. Si Á alguno de mis lectores se le ocurriese hacerme la misma pregunta, despuÉs de leer esta historia, ya sabe el por quÉ no se ha continuado el milagroso portento hasta nuestros dÍas.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                           

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