Nobles caballeros, sencillos pastores, hermosas niÑas que escuchÁis mi relato, si os maravilla lo que os cuento, no creÁis que es una fÁbula tejida Á mi antojo para sorprender vuestra credulidad; de boca en boca ha llegado hasta mÍ esta tradiciÓn, y la leyenda del sepulcro[1] que aÚn subsiste en el monasterio de Montagut, es un testimonio irrecusable de la veracidad de mis palabras. [Footnote 1: la leyenda del sepulcro. See p. 140, note 1.] Creed, pues, lo que he dicho, y creed lo que aÚn me resta por decir, que es tan cierto como lo anterior, aunque mÁs maravilloso. Yo podrÉ acaso adornar con algunas galas de la poesÍa el desnudo esqueleto de esta sencilla y terrible historia, pero nunca me apartarÉ un punto de la verdad Á sabiendas. |