LXXIII[1]

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Cerraron sus ojos
Que aÚn tenÍa abiertos;
Taparon su cara
Con un blanco lienzo:
Y unos sollozando,
Otros en silencio,
De la triste alcoba
Todos se salieron.
La luz, que en un vaso,
ArdÍa en el suelo,
Al muro arrojaba
La sombra del lecho;
Y entre aquella sombra
VeÍase Á intervalos,
Dibujarse rÍgida
La forma del cuerpo.

Despertaba el dÍa,
Y Á su albor primero
Con sus mil ruidos
Despertaba el pueblo.
Ante aquel contraste
De vida y misterios,
De luz y tinieblas,
MeditÉ un momento:
«Dios mio, quÉ solos
se quedan los muertos!!
»

De la casa en hombros
LlevÁronla al templo,
Y en una capilla
Dejaron el fÉretro.
AllÍ rodearon
Sus pÁlidos restos
De amarillas velas
Y de paÑos negros.[2]
Al dar de las Ánimas[3]
El toque postrero,
AcabÓ una vieja
Sus Últimos rezos;
CruzÓ la ancha nave,
Las puertas gimieron,
Y el santo recinto
QuedÓse desierto;

De un reloj se oÍa
Compasado el pÉndulo,
Y de algunos cirios
El chisporroteo.
Tan medroso y triste,
Tan obscuro y yerto,
Todo se encontraba...
Que pensÉ un momento:
«Dios mio, quÉ solos
se quedan los muertos!!
»

De la alta campana
La lengua de hierro,
Le diÓ, volteando,
Su adiÓs lastimero.
El luto en las ropas,
Amigos y deudos
Cruzaron en fila,
Formando el cortejo.
Del Último asilo,
Obscuro y estrecho,
AbriÓ la piqueta
El nicho Á un extremo.[4]
AllÍ la acostaron,
TapiÁronle luego,
Y con un saludo
DespidiÓse el duelo.

La piqueta al hombro,
El sepulturero
Cantando entre dientes
Se perdiÓ Á lo lejos.
La noche se entraba,
Reinaba el silencio;
Perdido en las sombras,
MeditÉ un momento:
«Dios mÍo, quÉ solos
se quedan los muertos?!
»

En las largas noches
Del helado invierno,
Cuando las maderas
Crujir hace el viento
Y azota los vidrios
El fuerte aguacero,
De la pobre niÑa
Á solas me acuerdo.
AllÍ cae la lluvia
Con un son eterno;
AllÍ la combate
El soplo del cierzo.
Del hÚmedo muro
Tendida en el hueco,
Acaso de frÍo
Se hielan sus huesos!...

* * *

¿Vuelve el polvo al polvo?
¿Vuela el alma al cielo?
¿Todo es vil materia,
Podredumbre y cieno?
No sÉ;[5] pero hay algo
Que explicar no puedo
Que al par nos infunde
Repugnancia y duelo,
Al dejar tan tristes,
Tan solos los muertos!

[Footnote 1: This poem is composed of hexasyllabic verses. Notice the esdrÚjulos terminating lines 14, 15, 30, 35, and 44. The even verses have the same assonance throughout.]

[Footnote 2: De la casa ... panes negros. "The following are the chief points in the funeral rite as prescribed in the Roman Ritual. The corpse is borne in procession with lights to the church. The parish priest assists in surplice and black stole; the clerks carry the holy water and cross; the coffin is first sprinkled with holy water and the psalm De Profundis recited; then the corpse is carried to the church while the Miserere is said.... Candles are lighted round the coffin, and the office and Mass of the dead, followed by absolution, accompanied by aspersion and incensation over the corpse, are said. Then another procession, and the corpse is carried to the tomb." Addis and Arnold, Catholic Dict., p. 361.

[Footnote 3: las Ánimas. The ringing of bells to remind the faithful to pray for the souls of the dead.]

[Footnote 4: El nicho Á un extremo. To understand this passage one must bear in mind that in Spanish graveyards corpses are generally interred in niches superimposed one above the other in high walls, like the pigeon-holes of a cabinet, and that these niches are sealed with stone tablets bearing the names etc. of the deceased.]

[Footnote 5: No sÉ. See p. 166, note 1.]

                                                                                                                                                                                                                                                                                                           

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